
José era un papá que todo lo veía mal, hasta que un día tuvo como un rayo de luz y experimentó algo así como debe sentir un calcetín cuando le damos la vuelta. Los amigos que le escuchaban no comprendían qué era lo que le podía haber pasado. Pero él repetía y repetía:
“Estoy agradecido por mis hijos que no limpian sus cuartos y se pasan horas delante del televisor, porque significa que están en casa y no andan en la calle.
Estoy agradecido por el descuento que me han hecho este mes en mi sueldo, porque significa que tengo trabajo.
Estoy agradecido por la ropa que me queda un poco ajustada, porque significa que tengo suficiente para comer.
Estoy agradecido por el césped que tengo que cortar, las ventanas que he de limpiar y las cañerías que debo arreglar, porque significa que tengo una casa.
Estoy agradecido por el despertador que oigo temprano todas las mañanas, porque significa que estoy vivo…”.
REFLEXIÓN: ¿Verdad que sería estupendo aprender a ver lo positivo que se encuentra en toda realidad negativa, en lugar de estar siempre remarcando lo oscuro de los sucesos y lamentándonos de la vida? ¿Lo has hecho alguna vez? ¿ Descubres en alguno de tus compañeros esta cualidad? ¿Qué podrías transformar en positivo de tu vida?
Jesús: En efecto, ¡qué bonito tiene que ser aprender a sacarle a todas las cosas y todos los sucesos de nuestra vida algo positivo, porque esta actitud ayuda a vivir feliz, y la contraria a vivir amargado. Ayúdanos a ser positivos de mente.
Te pedimos por esas personas positivas de mente, que son un ejemplo para todos nosotros.
Padre nuestro
