975-223344 correo@electroni.co

La locomotora

Una pequeña locomotora de vapor debía arrastrar un largo tren. Andaba muy bien, hasta que llegó a una empinada colina. Entonces, por mucho que se esforzaba, no lograba mover el largo tren. Tiró y tiró. Sopló y resopló. Retrocedió y avanzó: ¡Pero era inútil. Los vagones no subían por la colina. Al final, la locomotora dejó el tren y echó a andar sola por las vías. ¿Creéis que había dejado de trabajar? ¡Claro que no! Iba en busca de ayuda:-Sin duda, encontraré a alguien que me ayude -pensaba. La pequeña locomotora cruzó la colina y continuó la marcha. Pronto vio una gran locomotora de vapor que se encontraba a un lado. Parecía muy grande y fuerte. Pasando al lado, la pequeña locomotora dijo:-¿Me ayudarías a traer mi tren desde el otro lado de la colina? Es tan largo y pesado que no puedo subirlo.

La locomotora grande miró a la locomotora pequeña. -¿No ves que he terminado mi día de trabajo? –dijo-. Me han fregado y limpiado para mi próximo viaje. No, no puedo ayudarte. La pequeña locomotora lo lamentó, pero continuó su camino: Pronto llegó hasta otra locomotora grande: estaba descansando. Soplaba y resoplaba, como si estuviera cansada.-Ella podrá ayudarme, pensó la pequeña locomotora. Se le acercó y preguntó:-¿Me ayudarías a traer mi tren desde el otro lado de la colina? Es tan largo y pesado que no puedo subirlo.

La segunda locomotora respondió-Acabo de llegar de un viaje muy largo. ¿No ves que estoy muy cansada? ¿No puedes conseguir otra máquina que te ayude?_-Lo intentaré -dijo la pequeña locomotora- y reanudó la marcha: Al rato se encontró con una locomotora pequeña, igual que ella. Se le acercó y dijo:-¿Me ayudarías a traer mi tren desde el otro lado de la colina? Es tan largo y pesado que no puedo subirlo.-Claro que sí –dijo la locomotora pequeña-. Me alegrará ayudarte, si puedo. Así las pequeñas locomotoras regresaron a donde estaba el tren. Una locomotora se puso a la cabeza del tren, y la otra en la cola. Resoplaron, chirriaron, pistonearon, y al final arrancaron. Poco a poco los vagones se pusieron en movimiento. Poco a poco subieron la empinada colina. Mientras subían, las dos locomotoras se pusieron a cantar: -¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que-puedo! ¡Creo-que- puedo! ¡Y pudieron! Muy pronto habían subido la colina y bajaban por la otra ladera. Ahora estaban de nuevo en la llanura, y la pequeña locomotora podía arrastrar el tren sin ayuda. Así que agradeció a la otra locomotora su ayuda y se despidió. Y mientras continuaba alegremente su camino, canturreaba: ¡Creí-que-podía! ¡Creí-que- podía! ¡Creí-que-podía! ¡Creí-que-podía! ¡Creí-que-podía!

REFLEXIÓN: la ayuda mutua, con las fuerzas que se tengan… hace conseguir imposibles. Creer que se puede lograr algo… es una fuerza imprevisible…