
Con las manos unidas,
formamos grupo junto a Ti, Jesús.
Sentimos el calor del compañero.
Nuestra fuerza une las manos,
nuestros corazones los unes Tú.
Y al sonreírnos entre nosotros,
es tu alegría la que asoma a nuestros labios.
Tu amor, tu alegría y tu fuerza,
habitan en cada uno de nosotros,
y nos impulsan a formar un grupo unido.
Señor, nosotros queremos amarnos,
sin que nadie quede excluido.
Queremos vivir alegres,
y no dejaremos que el enfado nos separe.
Queremos ser una fuerte cadena
y entre todos haremos cosas grandes.
Que ninguno se sienta marginado,
ni haya nadie despreciado
entre nosotros.
Al que esté triste o preocupado,
trataremos todos de ayudarle.
PORQUE ERES TU
QUIEN NOS UNE, JESÚS.
Somos los jóvenes de la tierra
que vamos por el mundo
con las manos unidas,
porque no queremos que otra guerra
envenene las noches y ensangriente los días.
Por eso, Señor del Universo, te pedimos:
Victoria sobre el hambre,
que impide a tantos pueblos
bendecir su pan de cada día.
Victoria sobre el oro,
constructor de ciudades sin alma,
mientras los campos quedan estériles.
Victoria sobre el vicio,
que mata la cultura y envilece el amor
para tantos muchachos
que siguen siendo buenos,
aun siendo tan olvidados.
Te pedimos la paz, la paz que Tú prometiste
a todos los hombres de buena voluntad.
Si todos los hombres del mundo
se diesen la mano
ninguno podría odiar a su hermano.
Si todos los hombres del mundo
miraran al cielo
no habría en el mundo miseria,
ni hambre, ni duelo.
Si todos los hombres del mundo
orasen a Dios,
el mundo sería una estrella de paz y de amor.
Aquí nos tienes, Señor, reunidos por Ti.
Necesitamos tu presencia.
Ven, sigue con nosotros.
Enséñanos lo que hemos de hacer,
muéstranos el camino.
Sé el inspirador de nuestras decisiones.
No permitas que faltemos
ni al respeto ni a la justicia.
Que la ignorancia no nos pierda
ni el afecto nos engañe.
Únenos a Ti para seamos una sola cosa
y caminemos en la verdad.
Recibe, Señor, nuestros miedos
y transfórmalos en confianza.
Recibe, Señor, nuestro sufrimiento
y transfórmalo en crecimiento.
Recibe, Señor, nuestro silencio
y transfórmalo en adoración.
Recibe, Señor, nuestras crisis
y transfórmalas en madurez.
Recibe, Señor, nuestras lágrimas
y transfórmalas en plegaria.
Recibe, Señor, nuestra ira
y transfórmala en intimidad.
Recibe, Señor, nuestro desánimo
y transfórmalo en fe.
Recibe, Señor, nuestra soledad
y transfórmala en contemplación.
Recibe, Señor, nuestras amarguras
y transfórmalas en paz del alma.
Recibe, Señor, nuestra espera
y transfórmala en esperanza.
Recibe, Señor, nuestra muerte
y transfórmala en resurrección.
Señor, te pido
energía para luchar,
grandeza de alma para amar,
nobleza para no ser rastrero,
rebeldía contra malas pasiones,
sinceridad para no ser un farsante,
decisión para vivir mi ideal cristiano,
dignidad para ser hombre,
tesón para estudiar con constancia,
alegría para saber vivir,
fuerza para confesar la verdad,
espíritu de sacrificio para ser más fuerte,
luz para conocer mis defectos,
entusiasmo para ser tu apóstol.
Todo, Señor, aunque me cueste
y porque soy tu amigo.
No pida yo nunca estar libre de peligros,
sino denuedo para afrontarlos.
No quiera yo que se apaguen mis dolores,
sino que sepa dominarlos mi corazón.
No busque yo amigos
por el campo de batalla de la vida
sino más fuerza en mí.
No anhele yo,
con afán temeroso, ser salvado
sino esperanza de conquistar,
paciente, mi libertad.
¡No sea yo tan cobarde, Señor,
que quiera tu misericordia en mi triunfo,
sino tu mano apretada en mi fracaso!
R. Tagore
