La literatura puede ser un medio profundo de conexión espiritual. Leer es también una forma de oración: un diálogo interior que despierta la fe, la reflexión y el alma.
«Una persona sin sueños debe sentirse muy fracasada en el mundo. El ser humano tiene que tener sueños e ilusiones, en la colina de los sueños es donde brota, de verdad, la vida. No soporto la mezquindad, la avaricia, la falta de generosidad. No solamente material, sino sobre todo espiritual, que desgraciadamente abunda tanto en nuestro mundo. Y las mayores virtudes son la amistad y el amor. Que son todo lo contrario».
Ana María Matute
