Hoy te voy a contar otra historia: la del pájaro carpintero.
Había una vez un pájaro carpintero que realizaba la tarea de agujerear un árbol, sin otra herramienta que la de su largo y afilado pico.
La dureza del trabajo, no parecía agobiar al pájaro. De vez en cuando interrumpía su faena y descansaba sobre una rama de aquel duro árbol. Luego bebía agua, comía algún gusano o insecto y reanudaba su actividad.
Se entregaba totalmente a su trabajo y, al mismo tiempo, se mantenía en forma, sin muestras de fatiga, apuro o preocupación. Y así, poco a poco, consiguió lo que pretendía: hacer su casa en el hueco de un árbol.
Como ves, la dedicación, el trabajo y la constancia con que el pájaro carpintero actuaba, consiguieron una obra que parecía imposible de realizar…