No sé si recordarás esta historia, pero merece la pena tenerla en cuenta. Es la historia de dos ranas que una vez saltaron dentro de un cubo de nata.
Viendo las dificultades para salir de allí, dijo una de ellas:
– Más vale que nos demos por vencidas.
-Sigue nadando. Saldremos de alguna manera – dijo la otra
– Es inútil– le contestó la compañera. Es demasiado espeso para nadar, demasiado blando para saltar, demasiado resbaladizo para arrastrarse. Como de todas las maneras hemos de morir algún día, mejor que sea hoy.
Entonces la rana pesimista se dejó caer y pereció ahogada.
Y su amiga siguió nadando y nadando, sin rendirse. Y al amanecer se encontró sobre un montón de mantequilla que ella misma había hecho, y así, se salvó.
Aquella ranita, como ves, descubrió el valor de la constancia.
Pues bien, yo te animo a que, en estos últimos días del mes, sigas adelante en tus tareas, sabiendo que, al final, ganarás.