Cuentan que un día, el burro de un campesino se cayó en un pozo. El animal lloró fuertemente mientras el campesino trataba de sacarlo inútilmente. Finalmente el campesino pensó: es viejo, corre poco, todos mis vecinos tienen caballos así que, como quiera que el pozo está seco, lo enterraré aquí mismo.
Llamó a sus vecinos y con palas comenzaron a echarle tierra encima. El animal lloró amargamente hasta que de repente se calló. Comenzó a sacudirla tierra que le caía encima y daba un paso más hacia arriba. Nadie daba crédito a lo que estaba sucediendo. Un grupo de jóvenes admirados por el esfuerzo y la sagacidad del animal, que siempre era tenido por todos como ignorante, necio y torpe, comenzaron a echarle arena con rapidez, hasta que el animal salió, miró con gratitud a aquel grupo de jóvenes que se había apiadado de él y salió corriendo…