Esta última semana viendo la televisión me encontré con una noticia que me dejó de piedra. No podía entender que esto esté pasando hoy en nuestro mundo. Os voy a contar lo que vi.
Ha sucedido en un país un poco lejano, pero que a todos nos suena, la India. Allí, a las afueras de la capital han encontrado más de 3000 niños de vuestra edad encerrados en habitaciones y trabajando doce horas al día. ¿Qué hacen? Se pasan todo el tiempo partiendo almendras que van echando a un saco. ¿Cuánto les pagan? Cincuenta céntimos por cada día de trabajo, en lugares llenos de polvo y donde no hay luz ni agua.
Como imagináis estos niños no pueden ir al colegio, porque han de estar todo el tiempo trabajando.
Pensad un momento en esos niños y niñas. Nosotros tenemos luz, agua, no trabajamos en fábricas, podemos ir a la escuela. ¿Qué podemos hacer? Por un lado dar gracias a Dios por todo lo que tenemos, y por otro estudiar, gastar lo mínimo.
Pidamos en nuestra oración por todos esos chavales que malviven en la India y en tantos otros países del mundo.