
Buenos días. Escucha este cuentico para empezar bien este viernes:
Una luciérnaga es un gusano que emite una luz brillante en la oscuridad. Pues, cuenta una leyenda que hubo una vez una serpiente que empezó a perseguir a una luciérnaga. Esta huyó rápidamente de su predadora pero la serpiente no desistió. La pobre luciérnaga huyó un día y la serpiente la siguió; huyó otro día y la serpiente la siguió de nuevo. Y al tercer día, ya sin fuerzas para seguir huyendo, la luciérnaga se paró y le dijo a la serpiente:
– ¿Puedo hacerte tres preguntas?
– No acostumbro a ser tan benévola -respondió la serpiente-, pero como te voy a devorar puedes preguntar lo que quieras.
– ¿Pertenezco yo a tu cadena alimentaria? -preguntó con cierto miedo la luciérnaga.
– No -respondió la serpiente con rotundidad.
– ¿Te he hecho yo algún tipo de daño? -volvió a preguntar la luciérnaga.
– No -volvió a responder la serpiente.
– Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo? -preguntó de nuevo la luciérnaga.
– ¡PORQUE NO SOPORTO VERTE BRILLAR» -respondió la serpiente.
De esta simple fábula podemos aprender grandes lecciones para la vida. Ahí os dejo algunas para que las meditéis:
Muchas veces nos vemos envueltos en situaciones duras y difíciles que nos cuesta comprender o asimilar y nos preguntamos: «¿por qué me pasa a mí esto?», «si yo no hago nada malo, si no le hago daño a nadie, ¿por qué, entonces se burlan de mí?», «¿por qué se meten conmigo los demás?».
Pues la respuesta es muy sencilla: PORQUE NO SOPORTAN VERTE BRILLAR. Cuando te pase algo, así no dejes nunca de brillar, continúa siendo tú mismo, sigue dando lo mejor de ti, no permitas que las palabras y acciones de otros te hieran y te apaguen. Sigue brillando, porque tu luz seguirá intacta; tu esencia permanecerá pase lo que pase.
¡Sed siempre auténticos, sed siempre vosotros mismos, incluso aunque tu luz moleste y despierte la envidia de los predadores que os rodean!
¡Buenos días y feliz fin de semana, claro!
