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No, no le conozco

 

¿De qué manera traiciono yo a Jesús?

Traiciono a Jesús cuando me lleno de oraciones pero en realidad no lo busco ni lo trato de llevar en mi corazón.
Traiciono a Jesús cuando lo solo acudo a él interesadamente para pedir que solucione mis problemas pero lo olvido cuando todo me va bien.
Traiciono a Jesús cuando le prometo me fidelidad pero olvido esas promesas cuando las cosas se han solucionado.
Traiciono a Jesús cuando lleno mi vida de tiempo, actividades, relaciones pero no tengo al día ni un minuto para Él.
Traiciono a Jesús cuando no soy capaz de verlo en el rostro atribulado del hermano que requiere mi atención y le vuelvo la espalda para no verme obligado a atenderlo.
Traiciono a Jesus cuando mi vida, mis palabras, mis pensamientos, mis acciones dicen lo contrario a lo que realmente predico en su nombre.
Traiciono a Jesús cuando proyecto mis mezquindades en nombre de Jesús.
Traiciono a Jesús cuando me hago llamar cristiano pero no permito que entre en mi corazón y transforme mi interior.
Traiciono a Jesús cuando no soy capaz de mostrar el rostro de la misericordia que ha tenido conmigo y ser misericordioso con los demás y tener entrañas de misericordia.

Por todas mis traiciones, perdón, Señor,, perdón

Texto: Jn. 13, 21-33.36-38

Tras decir estas cosas, Jesús se conmovió en su espíritu y dijo con toda claridad: “En verdad les digo: uno de ustedes me va a entregar.”  Los discípulos se miraron unos a otros, pues no sabían a quién se refería.  Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba recostado a su lado en la mesa,  y Simón Pedro le hizo señas para que le preguntara de quién hablaba.  Se volvió hacia Jesús y le preguntó: “Señor, ¿quién es?”  Jesús le contestó: “Voy a mojar un pedazo de pan en el plato. Aquél al cual se lo dé, ése es.”

Jesús mojó un pedazo de pan y se lo dio a Judas Iscariote, hijo de Simón.  Apenas Judas tomó el pedazo de pan, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: “Lo que vas a hacer, hazlo pronto.”

Ninguno de los que estaban a la mesa comprendió por qué Jesús se lo decía.  Como Judas tenía la bolsa común, algunos creyeron que Jesús quería decirle: “Compra lo que nos hace falta para la fiesta…”, o bien: “da algo a los pobres.”  Judas se comió el pedazo de pan y salió inmediatamente. Era de noche.

Cuando Judas salió, Jesús dijo: “Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en él.  Por lo tanto, Dios lo va a a introducir en su propia Gloria, y lo glorificará muy pronto.

Hijos míos, yo estaré con ustedes por muy poco tiempo. Me buscarán, y como ya dije a los judíos, ahora se lo digo a ustedes: donde yo voy, ustedes no pueden venir.

Simón Pedro le preguntó: “Señor, ¿adónde vas?” Jesús le respondió: “Adonde yo voy no puedes seguirme ahora, pero me seguirás más tarde.”  Pedro le dijo: “Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Estoy dispuesto a dar mi vida por ti.”  Jesús le respondió: “¿Dar tú la vida por mí? En verdad te digo que antes de que cante el gallo me habrás negado tres veces.”