Como el buen samaritano queremos comenzar un día a la semana rezando por noticias y realidades que nos duelen.
Seño, te pedimos con el corazón abierto y la mirada puesta en quienes más sufren. Queremos alzar la voz, no solo para pedir, sino para comprometernos desde la fe con aquellas personas que viven situaciones injustas, duras o simplemente olvidadas. Tú conoces cada historia, cada rostro, cada herida… y nos llamas a no ser indiferentes.
Sabemos que tu Reino empieza aquí, en ese trocito que eres tú en nosotros. En este minuto en el que pedimos por…
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