En la tierra de las mariposas de la luz se cuenta esta leyenda: Una noche cuando un grupo de mariposas revoloteaba en torno a las farolas del parque, una de ellas -a la que las otras llamaban “Soñadora”- descubrió la luna y decidió revolotear sólo en torno a la luna. Remontó el vuelo y aunque le parecía muy cercana, no pudo alcanzarla. Y cada noche lo volvió a intentar.
Sus compañeras se reían de ella… pero todas murieron antes que Soñadora, chamuscadas en las llamas de las farolas en torno a las cuales revoloteaban, mientras que Soñadora vivió bastante más tiempo que sus compañeras, hasta que murió una noche resplandeciente de luna llena.
(La gente es buena, p. 179)

REFLEXIÓN: ¿Te sientes como Soñadora o te ríes de las personas así? ¿Te dejas llevar por lo que hacen los demás sin pensar si es lo mejor? ¿Sueles ser líder positivo de un grupo para llevar a cabo proyectos solidarios o de ayuda en la clase? ¿Te esfuerzas por alcanzar un sueño que haría mejorar el mundo?
Padre: soñar ayuda a vivir con calidad. Precisamente la capacidad de soñar nos hace superiores a los animales, que en tantas otras cosas nos aventajan. Lo malo es cuando soñamos despiertos, es decir, cuando soñamos y no ponemos los medios para alcanzar nuestros sueños. Haznos tú, Padre bueno soñadores de verdad, capaces de alcanzar lo que soñamos.
A ti te pedimos con el Padre Nuestro por los hombres y mujeres que han realizado sus grandes sueños en favor de la humanidad.
