
Señor, no te fijes en mi apariencia y fíjate en mi corazón.
Háblame, Señor, que yo quiero escucharte hoy y siempre desde el fondo del corazón.
Aunque sepa todas las lenguas del mundo,
si no tengo amor no soy nada.
Aunque tenga una fe que mueva montañas,
si no tengo amor no soy nada.
Aunque dé en limosnas todo lo que tengo,
si no tengo amor no soy nada.
Señor, que mi amor no sea envidioso,
ni maleducado, ni presumido, ni egoísta.
Señor, que en mi amor a los demás
sea yo paciente, amable, alegre y verdadero;
que sepa disculpar, creer y esperar
sin cansarme nunca de quererlos.
Señor hazme como San José de Calasanz
que fue capaz de mirar a lo profundo del corazón
y amar a la persona para llegar al amor de Dios.
