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La puerta del corazón

Un hombre había pintado un bonito cuadro. El día de la presentación al público, asistieron las autoridades locales, fotógrafos, periodistas, y mucha gente, pues se trataba de un famoso pintor, reconocido artista. Llegado el momento, se tiró el paño que revelaba el cuadro. Hubo un caluroso aplauso. Era una impresionante figura de Jesús tocando suavemente la puerta de una casa. Jesús parecía vivo. Con el oído junto a la puerta, parecía querer oír si dentro de la casa alguien le respondía. Hubo discursos y elogios. Todos admiraban aquella preciosa obra de arte. Un observador muy curioso, encontró un fallo en el cuadro. La puerta no tenía cerradura. Y fue a preguntar al artista: «Su puerta no tiene cerradura. ¿Cómo se hace para abrirla?» El pintor respondió: «No tiene cerradura porque esa es la puerta del corazón del hombre. Sólo se abre por el lado de adentro».

REFLEXIÓN: ¿Te has encontrado puertas cerradas? ¿Por dónde abres tú las cerraduras? ¿ Qué llave podemos usar para poder mejorar?

Abre  tu corazón,

“No digas nada. Tú sólo haz.

Cuando veas una pelea, intenta poner paz;

cuando veas a alguien que necesita tu ayuda, préstasela;

cuando veas a alguien triste, llora con él primero,

e intenta después cambiar su tristeza en alegría;

cuando veas necesidad a tu lado, comparte;

cuando veas incomprensión, intenta comprender;

ante la intolerancia, sé tolerante;

ante la hipocresía, sé sincero;

ante la injusticia, pide justicia siendo justo;

ante el afán de destacar, pasa desapercibido;

combate la exclusión con acogida,

la indiferencia con compromiso,

el odio, con amor.

Y si te preguntan porqué obras así,

entonces diles: ‘Porque soy cristiano’.

Quizás eso sí les convenza