975-223344 correo@electroni.co

Dios llama a Isaías

 

En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. . Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.

Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí. Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. Endurece el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad.

Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra esté hecha un desierto; hasta que Yavhé-Dios haya echado lejos a los hombres, y multiplicado los lugares abandonados en medio de la tierra. Y si quedare aún en ella la décima parte, ésta volverá a ser destruida; pero como el roble y la encina, que al ser cortados aún queda el tronco, así será el tronco, la simiente santa.

Reflexiones: Yavhé-Dios necesita a alguien para enviarlo al pueblo de Israel. ¿Para qué lo necesita? Para que les hable en el nombre de Dios. Y vista la situación Isaías se presta: Heme aquí, envíame a mí. Esta es la gran decisión de Isaías. Dios sigue llamando hoy día. ¿Tal vez te llama a ti?

Oración: Jesús: Me dices en tu evangelio: «La mies es mucha y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies para que envíe trabajadores a sus campos». Por eso, te pedimos que mires con bondad a los niños y jóvenes de nuestra ciudad que no te conocen; que enciendas en nuestros corazones deseos de ser mejores y de comprometernos con nuestra fe; que crezca el número de escolapios y escolapias dedicados a la educación cristiana de la juventud.