
Soplo, viento, Espíritu:
que eres impetuoso y libre
y nadie puede dominarte
ni domesticarte a su antojo.
Que silbas mansamente susurrando
al oído libertad y audacia
y ensordeces con tu rugido imponente
las palabras huecas y sin sentido.
Que soplas sobre las brasas
del Amor primero
para que se mantengan vivas
y barres las cenizas de nuestro fogón viejo.
Que te cuelas terco por las rendijas
de nuestro ser para ventilarlo todo
y no dejas que el polvo de la rutina
nos cubra con su manto.
Soplo, viento, Espíritu:
que soplas huracanado
nuestros fuertes miedos
e inyectas confianza en nuestra vida frágil.
Que embistes con furia
contra nuestros castillos fortificados
y nos empujas a caminar
con la tienda a cuestas.
Que creas vida con tu soplo fresco
y nos alientas hacia lo imprevisto,
timoneando Tú nuestra barca.
Danos el don del discernimiento
para que encontremos lo que a Ti te agrada.
Danos el don de la libertad
para serte dóciles y disponibles.
Danos el don de tu fuerza para no fallarte nunca
cuando Tú nos llames a aventuras inéditas.
