Buenos días. En este rato de oración no podemos olvidar que estamos a las puertas de la Navidad.
Dice el evangelio de San Lucas (2,8-11) que cuando los pastores dormían al raso en plena noche, y hacían turno para vigilar los rebaños, se les presentó un ángel, y la gloria del Señor les envolvió en su luz; y se llenaron de temor. Pero el ángel les dijo: “No temáis, pues os anuncio una gran alegría: os ha nacido un salvador”
Estos años que pasarán a la historia por las crisis que han sufrido las economías de todo el mundo y sobre todo la nuestra; por la crisis que ha hecho tocar tierra a mucha gente y recortar gastos para salir adelante. Otros, que no tienen muchos recursos seguirán más hundidos en el atolladero de la pobreza permanente.
Es cierto, que estamos en una sociedad que ha puesto su punto central sobre el dinero. Muchos consideran que sin él es imposible vivir y por eso hacen lo que sea necesario para conseguirlo, y eso muchas veces lleva a descuidar lo verdaderamente importante, nuestra vida personal, familiar y social.
Cuando una persona es rica, siempre la asociamos con que tiene que ser una persona feliz, y por eso, nosotros cuando tenemos una gran cantidad de dinero nos llenamos de alegría, nos dejamos envolver por su luz y es aquí donde caemos en su trampa; porque en el momento en que se evapora, aparece la bancarrota de todas nuestras esperanzas y llega la tristeza.
En esta situación la Navidad es una provocación. Son estas fechas donde se nos recuerda que hay una luz que brilla mucho más fuerte, que hay un rayo de esperanza y de alegría; es el nacimiento de Jesús, y es en este momento cuando muchas familias, ricas, pobres… intentan juntarse en familia para recordar que hay algo más…. Existe una luz que nos guía.
Te pedimos, Señor, que nos hagas encontrar el sentido de la Navidad.
Rezamos juntos este PADRENUESTRO