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BUSCAD Y ENCONTRARÉIS

Oirás decir frecuentemente a muchos que no encuentran a Dios. Tú pregúntales si le buscan y hasta dónde llega su deseo de hallarle. Si le buscan con mucho ahínco, tranquilízalos, porque ya le han encontrado… En el libro de Pascal, titulado Meditaciones, Dios le dice al autor: “Consuélate, no me buscarías, si no me hubieses ya encontrado”. Parece un juego de palabras, pero es un pensamiento admirable, capaz de inundar de consuelo al espíritu más árido y desolado. Es, por otra parte, un pensamiento de una sorprendente exactitud. En efecto, el que busca a Dios con ahínco es porque le ama; y, el que le ama, ya lo posee. Amar a Dios y poseerle es la misma cosa. Por eso el poeta Amado Nervo ha dicho en unos versos cargados de emoción, comentando al francés Pascal: Alma, sigue hasta el final /en pos del Bien de los bienes /y consuélate en tu mal, pensando, como Pascal:/¿Le buscas?: ¡Es que le tienes!

Señor Jesús: ¡Tú sabes que te quiero! Pero el trajín de cada día nos va aflojando en ese amor vivo. Te pedimos por todos los jóvenes y adultos que te encontraron y sintieron que los llamabas a seguirte… y ahora están otra vez fríos.