Jesús seguía enseñando a sus discípulos con este ejemplo:
«No hay árbol bueno que produzca frutos malos. Y tampoco hay árbol malo que produzca frutos buenos».
Como veis, cada árbol se puede conocer por su fruto. No se cosechan higos de los cardos, ni las malezas dan uvas.
Con los hombres pasa algo parecido. Aunque no hay hombres totalmente buenos, hay quienes luchan todos los días por serlo. En todo hombre, por malo que parezca, también puede haber detalles de bondad.
El hombre que intenta ser bueno, suele lograr cosas buenas, porque tiene un corazón lleno de bondad. El hombre que se deja llevar por cualquier cosa no suele conseguir hacer obras buenas.
¿Qué os parece el ejemplo que pone Jesús a sus discípulos?
¿Qué coscas vais a hacer para conseguir buenos frutos este curso?