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MIÉRCOLES

Si hay algo bello en el mundo es la sonrisa sin miedo de los niños, que manifiesta su alma sencilla y limpia.

Si hay algo tierno en la vida es contemplar el cariño y el amor de unos padres hacia su niño.

Donde hay amor existe un atractivo especial que conmueve lo más profundo de nuestros corazones, que nos llena de felicidad.

Tenemos motivos para estar alegres porque el amor de Dios se hace visible entre nosotros, la mañana que se abre al beso del sol, el cantar de las aves, el amor ­de una madre que, rebosa ilusión, la sonrisa de un niño que disfruta al jugar.

Todo esto y muchas cosas más nos dan motivo para cambiar nuestro rostro y volverlo alegre.

En María observamos un telón de felicidad de fondo que envuelve toda su, que empapa de ilusión su corazón.

Ella fue feliz, alegre. Ella es la causa de nuestra alegría porque es nuestra Madre, porque Dios, por medio de ella, ha realizado auténticas maravillas.

  • ¿Qué experiencias tenéis vosotros en las que os habéis sentido bastante alegres?

  • ¿Por qué creéis que os sentisteis alegres?