Un gato grande vio a un gatito que corría detrás de su propia sombra, y preguntó:
-¿Por qué corres tras tu sombra de esa manera?
– He oído decir que para un gato, respondió el gatito, la mejor cosa del mundo es la felicidad y que la felicidad es mi sombra. Por– esto la persigo, porque cuando la atrape tendré la felicidad.
– Hijo mío, comentó el viejo gato, yo también creía eso, pero cada vez que intentaba atraparla se me escapaba, mientras que cuando hago otra cosa me sigue a donde voy.
Quien no sabe percibir, saborear y contentarse con lo más pequeño, aspira de continuo a lo imposible. Deteneos a mirar, a saborear las cosas de cada día. Quien se contenta con poco es feliz.