Jesús, no tienes manos.
Tienes sólo nuestras manos para construir
un mundo donde habite la justicia. Jesús, no tienes pies.
Tienes sólo nuestros pies para poner en marcha la libertad y el amor. Jesús, no tienes labios.
Tienes nuestros labios para anunciar la Buena Noticia de los pobres.