Te hablo de mis amigos
Padre Dios:
¿conoces a mis amigos?
¡me gustaría tanto que los conocieras!
¿Sabes lo que hacemos?
Sobre todo jugamos juntos.
También aprendemos juntos.
También, algunas veces, nos enfadamos.
Pero siempre nos perdonamos,
y en eso se nota que somos amigos.
Me dijeron que tú siempre perdonas.
Que perdonas a todos.
¡Gracias por perdonarme siempre!
¡Eres un Padre estupendo,
y te estoy muy agradecido
por lo mucho que me quieres!